Federico Anduaga, un arquitecto tímido y reservado, es víctima de un entorno violento y abusivo. Al entrar a trabajar a una constructora se ve obligado a ser cómplice de la corrupción en la edificación de un residencial. Aunado a las presiones en el trabajo y el constante abuso, el miedo se convierte en ira corrompiendo a Federico hasta llevarlo a los límites de su propia humanidad.